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Mil versos para no escribirte.

I.

Mi Ninfa tiene dos amantes

Uno elegante, otro distante [...]











Información sobre este texto.

El Aleph nos habla de ubicuidad, de cómo la inspiración Borgiana, en el último cuento que le da nombre al libro de relatos, antepone la imposible ecuación de la escalera y el Aleph, segmento de todos los Universos, de todos los sucesos, de todo lo que aún necesita interpretación ante la Divina Coincidencia.


Dos versos de calidad Iniciática. Será mucho pedir?

El Aleph

II.

Este espejo, de qué género

Esperando la hora magnánima


United Abominations 


Esto nó es Bukowski

Ni The Duc

Ni Maldoror en el infierno de algún Rimbaud

Exto


Apagué la luz

Quilmes, Marlboro y vos


Quiero imaginarte

Desnuda, ella me desgarra

Un canasto recoge mi cabeza


Don Guillotin de barbita sangrante

El nuevo día y la Urbe de Süskind

Wifi sin batería 

Max Thor Constataciones


Ella acuesta mi nombre en una zanja

Lame mi flequillo


Ella abre sus pétalos

Cómo la gangrena

De mi corazón Germano

Puede, como Gargantúa llorar la rosa!


Ella abre sus pétalos

Una melodía mayor combatiendo a Pegaso

Revela a Ícaro


En eso estamos de acuerdo

Sos mi Ícaro

Que me quema al sol











Información sobre este texto.

Lucas, ése Cortázar que renuncia a los paradigmas Parisinos, a los reflejos de un Metro que nó lo quiere ni nunca lo quiso, a la Maga, a los astronautas de los cosmorieles que paran en Argentina (donde hubo una cabina gratis de la que Neuilly se acuerda.. dos bombos, y un peludo.) A parte, cejas y campos y niños en tu sien estudiosa, gran magnánimo de los '65, la Nacional Corrida alaba el fruto dulce de tu nombre.


Y nos?

Para bellum .

Lucas, sus luchas contra la hidra

III.

En esta isla de olas perdidas

Que algunos llaman Tahití

Hay una Fuente Negra de aguas turbulentas

Los Ancianos la llaman El Oráculo


Algunos buscan en ella el Olvido

Otros, como yo, nos preguntamos

Si realmente existe

Puede existir, el Olvido?


La arena blanca y mis pies

Pececitos multicolores huyen de mi

Huella, en el infinito de mis exploraciones

De Mar y Sol


Nos ha llegado la Crítica en un barco

Nos han dicho que el Olvido nó existe

Con eso que ellos llaman libros

Han querido, con un signo, derrotar nuestras llamas


Siempre fui de todos y de todo

Aquí nuestros niños pertenecen al Cielo

Yo, por ejemplo, me llamo Ixtí

Como la blanca bebida de la raíz del Ixtí


Siempre supuse que los Hombres de los barcos

Tomaban Ixtí, o alguna raíz parecida

Tendrán libros sobre el Ixtí?

Conocerán la llama de su Intimidad?


La arena blanca y mis pies

De mar y sol

Y mis recuerdos de amaneceres y flores

La flor del Ixtí, cada pétalo y su nombre


No recuerdo cuántos pétalos y nombres

He rendido en mi largo camino

Me he bañado en la Fuente Negra

Y sus aguas turbulentas han lavado mi olvido


Los Ancianos la llaman El Oráculo

En esta isla de olas perdidas


Sé que te amo, y que te amaré por siempre











Información sobre este texto.

Diderot nos cuenta cómo es mejor andar todos a la buena de Dios...

Suplemento al viaje de Bougainville

IV.

Mi vida

Belleza

Mi barco

Se está llendo

Para ahí

No puedo

Contarte

¿venís..


Las olas y yo te desconozco

Y vos, con tu pecho húmedo

Me besas en la boca y en tu pelo lloro

Sin lágrimas

ni consuelo, Qué fruta dulce que fueron

Tus labios...











Información sobre este texto.

El Infinito barco ebrio de Rimbaud, niño, K, evidente río de plata entre sargentos del latín...


Siempre te quise pero la quiero a ella. Pablo, no desconoces la tumba de Fde. 


Mi jazmín, mi honor


...

El barco ebrio

V.

Las flores


Con la simpleza tenue e incongruente

De una sonoridad latina de profunda savia

Ellas vienen y van, y escabia

Un triste Demonio con su soledad paciente


En los campos dorados, los montes urgentes

Los precipicios vacíos, las claras aguas del mar

Bajo rocas, puentes, ríos, balcones al azar

Ellas rompen y besan la bruma y la vertiente


Bajo los tejados de la vieja Irlanda

En las manos de una niña feliz

Son como llamas de su vientre

En ellas quema el sol


Y con la sonrisa de un ruiseñor

Y con un beso entre dientes

Con sus trenzas al viento, y sus labios de anís

Ella completa y entre los pastos canta


De Miles de colores, el Poder elije uno:

El del rubor del musgo inconsciente

Han errado los niños de otras eras

La inoportuna suerte de la estera

Han cantado los hombres y las piedras

Los ritos alados, la paz obediente

Y las satinadas plegarias han guardado


El anís, el girasol, la rosa, y el laúd

La hermosa planta del rubor

La vertiente y llama, el estupor

Hermosa niña de virtud


Ya que en tus labios de color

Ya que en tu mirar reluciente

Sólo el buen observador

El contemplador paciente

Puede entender el Dolor

De tu corazón valiente



El mal


Ellas vienen y van, y escabia

Un triste Demonio con su soledad paciente

Con la simpleza tenue e incongruente

De una sonoridad latina de profunda savia


Bajo rocas, puentes, ríos, balcones al azar

Su frente indiferente, su corazón y labia

Su pecho redimido de sulfurosa rabia

Conspiran con su sexo, su seno y con su andar


La bella llora a su padre, sus lirios de cristal

Su cadera naciente, su beso rojo y carmesí

Su padre ha muerto en guerra, sin frente y sin honor

No habrá más luz ni mundo, ya nada será igual


Con sus trenzas al viento, y sus labios de anís

Ella desfallece y entre los pastos sangra

Con un beso entre dientes

Y con la soledad del ruiseñor


Su busto bello y aparente

Su cuello de blanca vena frutal

La infinita esencia de su belleza brutal

Bajo un suspiro nuevo y profundo se enciende

La noche del olvido de sobria lejanía

Su regazo sutil de sangre transparente

Y las flores por mil en su sien que han creído


El sabio resplandor de lunas y de estrellas

El gesto firme y fuerte de un grito de dolor

Esta es la noche de tu ardor

Hermosa mujer doncella


Ya que en tu rostro sin error

Ya que en tu mirada naciente

Sólo un ángel del Amor

Un Demonio indiferente

Puede entender el valor

Del tributo de tu vientre











Información sobre este texto.

Charles Baudelaire, poeta sin nombre, sin fragancia, maldecido, revolucionario; en qué tierra de revoluciones has prendido tu nombre, bajo qué llama azul.


Tus Flores, en algún momento Lesbiennes, evocan el dolor digno de una presencia, la de tu sombra, entre magníficos pedestales de fructuoso olor.


Llevas a París contigo, entre estantes de inverosímiles objetos y mágicos retratos, pueblo en flor, sal de la literatura y el símbolo, mercante sagrado de viejos recuerdos y tumbas.


Bello del aire, las alas de albatros con la que pintas la modernidad de tu era, tus pequeñas cuentas de fin de mes, tu altivo andar de poeta maldito, la robusta fuerza de tu sonoridad de poeta empírico.


Pueden, llamarte revolucionario entre revoluciones, pueden darte suspiro y alivio, las doncellas del escuadrón volante, las tibias franjas de la feminidad victoriosa, del masculino beso de la nobleza, de la fragua de las fuentes, de un Versalles lírico.


Pasante, ves tu camino como un poeta errante, nada canta Diógenes en el rubor de tus primaveras eternas...

Las flores del mal

VI.

El deseo de los instantes al sol

La sombra de una elección distinta

Un talismán, o lámpara

O sutil rezar de lejanía azul


Aguas claras entre poderosas hiedras

Pequeñas hojas de amor

Sutiles piedras, mica, arena, aguas del astro

Un talismán de voluntad dorada


- Quiero que ella bese mi boca

Ella cierra levemente

El fruto de sus caderas

El río cambia

El destino de llanuras inmóviles

El trajín encadenado de antiguo fulgor

La espina y la rosa

Ella todavía es virgen


- Quiero que ella bese mi pecho

La incipiente savia de vibrar solemne

La presencia magnánima y obvia

Los candores de su cardinal pureza

Los albores de su virginal belleza

Ella es virgen, una inspiración sutil

Almohadas llenas de sus lágrimas

Ella no se siente bien


- Quiero que ella pronuncie mi nombre

Los ombúes de sus sueños, los horneros del azar

Los campos llenos de soja, los grillos

Cigarras, y mariposas y los charcos de sal

Ella dibuja senderos imposibles

Las tranqueras de la belleza

Dan a sus labios un prometer errado


-Quiero que ella me ame

Una tormenta secular escondida

Entre pilares de jugosa sed

Un hilo de sentimiento fiel

Su dolor de epifanía y de sabrosa hiel

Ella pudo estar soñando con su vientre entreabierto

Un beso la consume, el del Deseo y su miel

No resiste a acariciar su pelo revirado


Ella se ha acostado

Entre hojas secas y palomas abrasivas

Él se ha quedado sin voz

Ya su talismán, su hermoso genio

Ha rendido todo su poder y gloria

Ella llora, algo ha acontecido

Que él no podrá descifrar

Como los antiguos versos de magos del Imperio

De su sabroso y liberado andar


Ellos se aman entre cardos y hierbas sin candor

Ellos prueban el fruto del deseo ya sagrado

Ya no quedan deseos, ya la lámpara ha muerto

Ella ya no es virgen, él ha desterrado

Su deseo último

El bichofeo y la lira

La vizcacha y el sapo cantor

La noche amplia de sutil color

Ha coartado su credo


Ella feliz, entre hembras candentes

Un destello en su nariz

Lo ve llenar de antiguo estio 

Las noches de su entrega


Su lecho de codorniz

El relucir antiguo de su Ego

Sus labios color de anís

El limen antiguo de su pelo


Su ombligo y pubis de rubí

Su fabuloso andar Hebreo

Franca Rosa del Sutil

Inalcanzable Credo


Él ya no es más feliz

Se ha consumido el deseo

Enredado entre tu seno

El supo pintar de gris

El antiguo cantar del cielo

La lujuria de un aprendiz
















Información sobre este texto.

Honrado tu nombre, Balzac, potente literato de burdeles sin nombre. Macho capataz, digno escritor que devora, deglute y deshonra en los bordes de la Sena y los salones pudientes. Honra a tu honor, Balzac, perro grueso de la literatura francesa, rescatas del martirio la elocución profunda del vibrar femenino...


Voilà, Señor, c'est ça. Une irrémédiable sensation...

La Peau de Chagrin

VII.

Dorian


Rápidamente, antes que Ella lea su WhatsApp

Donde él ha desvelado sus alas de dragón [...]

Apocalípsis, según San  Juan

El que cocina nó lava


Esta es la hora de su escritura

Cryptic Writings, cerveza, y Ella

Que leerá su WhatsApp

Él hoy está cansado

Frente a su Ego y el abismo de su soledad

Juicio final de ostentoso eco

Ella piensa en él, y él en ella


Cruces irrevocables y Cruzadas

Él pierde ya conciencia

Nada lo toca

Su masculina literatura

Su diplomacia de Actor y su 

Él desfallece

Ella todavía nó envía las palomas de azul

Primer mirar


Él dormirá pensando

En el tenor antiguo de esa tinta que

Lo consume


4 horas de amar lo esperan

Abrazado al retrato de un recuerdo

Literal creer y crear, error del Mal


Ella besa su frente, él ya duerme

Lo mira soñar


Él divaga, entre precipicios

En la Argentina

Con que ella podría borrar sus pasos

Ese instante ya fue

Él cree en ella, y ella en él

 

Sueña con singularidades de género

Con la visual curiosidad de sexos adormecidos

Angustiosos paradigmas

Definen las razones profundas de su irónica

Lejanía


Ella sólo sabe sonreír, se consuela

La vio ser más sexual que sus caderas

Más dulce que la ternura de sus ojos

De buen vestir


Ella quiere literatura

Cortamos árbol veganos

Para entregarle trozos


Ella me pide, literatura

Ellos no tienen vagina

Ella lo tiene por ellos


Ella siempre es dulce

Lo hermosa que es

Sólo es dulce

En su alcurnia perfecta


Ellas Tinderetean, curiosas y corpuserias

Ella, divina, con una flor, mueve planetas


Los machos reservan la mesa

Y en su silencio, ella siembra las tumbas 

De sus caderas desechas


Alguien la vio?

Milagro para ciegos

Soñar en su momento febril?


Alguien mordió su ego

Soñemos .


Alguien escribió un silencio

En la perfección de su dicción sabia?

Alguien remató, sillas de fuego

La torsionaria luz de sus ojos sinceros?


Alguien habló

En la presencia de sus pasos

En la lujuriosa y mía

Destinación de los apetitos del Hombre


Alguien para repentinamente

Enfrentar el justo genocidio

De los Poetas al sol?


Nadie en bolivianas calles argentinas del vacío


a arborar maravillosos beatles, esclavos del hoy



El retrato


N... querido, amor mío

Amo tu dolor ante la torpeza

Magnánima de la vida


Explícame y cántame, y sé tímido

Y abraza tu dolor en mí

No seas pedante lo único

Que te queda es la Poesía

Y mi entrega


Amo el furor de tu indistinto imaginar

En este barco que nos toca hoy

Divina Armada de los poetas y los siglos

Por qué yo? Por qué vos? De qué inquisidor terror huimos

Como Luther y la imprenta

Qué Derecho defiendes, en mí?


[...]












Información sobre este texto.

El retrato de Dorian Gray

VIII.

A.


Ho rosa, magnánima rosa

De mi desierto y mi dolor

Dónde despertó la rima y el candor

De nuestra intimidad amorosa


En tu mirar de flor de piel

Quisquillosa, en tu primavera dorada

En la miel absurda de esta contención

Adorada, en el certamen de tus sueños

En el brillo de tu ensueño

Y tu obra maravillosa


De qué tierra gloriosa

De bambúes y baobabs

E inocentes cosas

Tu mirada floreciente, la sensación 

Estremecimiento de espinas y de antiguas emociones

Revertir sagrado de sabor bermellón

Vaina sin intervención divina

Materialismos y facultades ocultas

De las Hermandades de otros Mundos


Dónde resides tú?

Pacífica flor incandescente

Vericuetos entre rocas de probable lejanía

Áridos momentos bajo la oscura capa de tu piel

Métrica invaluable de viejos baúles

Energía vibrante de la poesía de tu boca

En este bocal de espacio y tiempo inesperado


Cada segundo de la emancipación de tu sentimiento sutil

Cada roca secular y tosca, cada gota de agua inverosímil

Cada pequeño paso de estrecha controversia

Cada facción, cada ficción, cada espejo

Donde lo abstracto converge con la incapacitante

Evocación de los hechos, auspiciante poesía

Prosa invaluable de los fundamentales, arcaicos

Puentes del sentir, presentimiento fundamental de los latidos

De la vida que en tí encierras, laberinto de cristal

De la frescura de una fuente que en tu boca brilla


Antecedente de un pensamiento francés

En un mundo de correspondencias temibles

Fértil fragancia de lo redondo y el estilo

Sagrado corazón de inestimable pureza

Maravillas y catacumbas, ciclos con sinceridad de sol

Antiguas devociones, sensaciones olvidadas, delicadeza de mi flor.



B.


Elegancia de un encanto primitivo

El sol oculto de una tierra sin nombre

Dónde quedan esos planetas evocados

Árida tierra de letras


Mis ojos nó pueden soñar sin arte

Mis manos, resecas de la blanca tierra

De este infinito cometa

Donde la brutalidad, escondida, entre el sentimiento

Del sentido, y la sensibilidad

Hablan de un vacío, en mi mente

Un soplar sin verbo, un viento de escalofríos

Momentos sin escala

Variaciones sin euforia

En este desierto de voluntad entrópica

De verborrágico silencio


Una arcada nativa, mi rostro bañado de cenizas

Los limbos de mi corazón, la razón violenta

El abismal vértigo de la paz nociva

Un confundir de caminos

La resolución herida de cardúmenes internos

Agonía lejana, sutil herida sin lágrimas


Pensamientos de arte y necesarias venganzas

Subterfugios de arte frío

Violencias adormecidas, recuerdos inhóspitos

Ancestros perdidos, generaciones rendidas

Y el sol brutal y negro que todo lo aspira

Sensaciones de vejez en el verbo

Lógica consecuente del sentir sustantivo

Predicando voces erróneas en acantilados profundos

El amar y otras esencias


Voluntad de silencio de seres y alegrías

Necesidad de sepultar las eñes y toda canción presumida

Necesaria estimación de un terreno temporal y eterno

Donde la dulzura, lo tierno, lo bello, lo inmenso

De tus ojos de lejanía

Me contemplen llorar


Donde el deseado ondular de tu regazo

De blanca tinta y sal

Donde tu mano dulce y sutil

Moviendo los objetos enemigos de mis esperanzas

Donde lo imposible es encontrar equilibrios

Que hablen de tu rostro

Imposibles ecuaciones de vieja estima

Para delinear tu sonrisa de antiguo arte

De frutas y lienzos en flor

Hoy es una tormenta de viento inverosímil

Mi cara y mis pasos y mi entidad entera

El destierro de aquello que dibujaba mi deseo

Busco una estrella en el cielo, todo es sombras

Sólo mi corazón traiciona su existir

En la bruma y en el amar lejano


Partir, volar sobre un laberinto donde las sombras

Erigen un dolor a mi sepulcro

Donde un ídolo encarecidamente se convierte en faro


La sed, la oscuridad, la violencia de un mundo sin vida

Y en mi corazón las letras, grandes, en fuego

El de la vida que pretende existir


Y en algún acantilado de ese mundo lejano

Acurrucado como un animal herido

Los brazos y rodillas y todo mi ser abrazando lo eterno

Entre sueños, indescriptibles sueños

Pienso en ti


Y mi conciencia, mi convicción, y existencia

Ligados a ti

Me envuelve en un onírico mensaje, de astros y universos

Estás en mí.



C.


Se levantó de una fuerza nueva

Decidió que morir era triste

Y dejar a su rosa


El camino le pareció más tenue

De un gesto, apartó las tormentas de arena

De otro, descartó los abismos y los ciclos

Reconoció el orden de sus sentimientos

Bajo un remanso nuevo

Allí lavó sus ojos y besó su frescura

Tocó su pecho y acarició su corazón

Le parecía un pájaro dormido

De un cansancio ancestral, suspiró

Mirando sus huellas ante él

El barro frío creador de caminos

No le había fallado

Observó el horizonte

El cielo, entre transparente y satinado

De un terciopelo de bruma gris

Dormía en su pecho

Los astros parecían dormir, sus ojos

Levemente entreabiertos, respiraban poesía

Su nariz se preparaban al presagio de su flor

Un pequeño ojo de agua en su camino

Lo invitó al descanso, su sien agachada

Respiró profundamente; su aire era energía

Su corazón era fuego

Entonces contó en el rosario de su regresar

Las cuencas de cada suspiro y cada imagen

Voló tal la gaviota sobre un mar saciado

Y calmo

Una cierta paz, solemne, se personificó en su mirada

Entonces el vio, profundamente vio

La bruma y la polvareda que hasta un cielo subía

Pero no notó desorden, ni desdén, en sus formas

Estas eran estatuas de tierra o sal, conjunción

Liberatoria estrofa de sentires con osamenta de tiempo

Escalas bajas y altas, diagonales y sabrosas curvas

Fragancias en toda la extensión de su abrupta suavidad

Una bandada de pájaros cruzaba el horizonte

La hora del encuentro era inminente

Siguió su camino, bajo un cielo de estrellas y el mar











Información sobre este texto.

Odiar es ser nacido

Entre certezas y heridas frías

Make your feelings parade

And give them life


L'Amour est une promesse que l'on ne s'avoue pas.


Le Petit Prince

I.


Él siempre confundió las penumbras con su deseo que encarnaba la única visión que tuvo en su vida, y que para él era toda Visión.


Recostado sobre su lecho en aquella habitación de piedras donde todo recuerdo se consumía en eternas noches interrumpidas por sueños, entre la soledad de un mundo en dónde otros mundos parecían nó existir, entre el silencio entrecortado de su respirar y el latido de su pecho, el cansancio de ése día sin Su presencia lo venció entre suspiros y una tristeza diferente a todo sentimiento de vacío: lo que en algún momento pareció tener el sabor del tiempo se diluyó en su boca y visitó su frente.


Despertó en un universo de árboles de formas inciertas; un horizonte, ausente, marcaba su presencia con la delicadeza de un volar de aves nocturnas. Luciérnagas y grillos y el latir de la tierra en sus pies desnudos ampliaban la inmensidad de las fragancias de flores escondidas que él sólo podía adivinar, e imaginar, como sutilezas con la suavidad del verdin que recubría ciertas piedras de su eterna soledad de la que, a veces, Ella refrescaba su inmensidad de eterno gris.


Despertó al frío particular de esos momentos en los que sabía perder conciencia de su respiración y la magia constante del instante de Su aparecer. Miró el marco de luz y observó cómo las eternas presencias bailaban detrás de aquella piedra donde sus manos parecían poder tocarla. Como una imposible voluntad de movimiento, reflejaban todo lo que para él tenía sentido en su poderosa observación y sentimientos sin distracción otra que Su espera y el momento en que Ella se hacía presente.


II.


Él se sintió divagar por laberintos sin nombre, dónde, quizas, el órden alfabético podría resumir la veracidad del instinto y el momento. Su habitación, o hábitat de áspera presencia, dictaba una lejanía sutil, un entorno de reconfortante incidencia, donde con algo de licor de Ixtí él saboreaba un beso sin luz definida.


x. La excitación llegaba a su clímax. Su imaginación ya infundía una corazonada certera sobre la posibilidad de Su aparición; su sangre ya hervía, esa misma sangre que durante días sólo había recorrido el camino de su imaginar a su corazón, reforzando su intrincado parecer de entrecámaras, renovando su memoria ante la imperecedera necesidad de existir, inesperada formación de mito y roca, y de la eterna suavidad con que, en un acariciar de labios de sutil agonía, Ella habitaba su espera y Ella colmaba lo que lo inesperado podía transcribir de interacciones perfectas.


x. Él se predisponía a visitarla. Algunos parámetros de su cueva enaltecían el pragmatismo de un ordenar de sueños, él tendría que componer con la dulzura de sus labios, en ése paradigma de estar, ir, hacer, verborrágico desencuentro con sus largas noches de madrugadas vacías, o semi expuestas, al sentido del neant de su presencia inmaculada, con un dinamismo entrelabios, con el perfume de lo perfecto de un río, de un pájaro, de hojas que el otoño parecía llamar en su seno, a su sien de sigilosa rabia.


x. Su aparición repentina nó fue fruto de hazares inhóspitos: Élla adormeció, en un gesto que peinaba su pelo, Su deseo más profundo. Él se acercó; el marco de piedra parecía delimitar una visión contundente, su imaginación y su exaltación, [ése libro ❤️*], parecían proveér de savia nueva el inextinguible palpitar de su pecho ya a mil, de sus inextricables experiencias oníricas, del acariciar certero de su mano en su pelo, sus lentes sobre una nariz de imperfecciones inexistentes, su mirada clavada en Él, su boca sonrojada y su cara de eterna niña feliz. Él colapsó; nó supo en qué momento Ella abrío su caja de marquetería fina e introdujo algo que le pareció una frase, un objeto pujante, un deseo o promesa; Él ya no estaba para merecer una respuesta; entre sol y sol, la cordura lo abandonó en Universos apócrifos, serenatas sutiles, un instante de Su predestinación y Su destino era sangre; sangre bella y cálida, en su boca y sus venas, con la cual durmió, liberado, profundamente; Ella cerró su secreto y percibió algo curioso en su imágen, algo le hablaba de un momento de inspiración, sintió la voz del destino que cálidamente susurraba en su oído, pensó en exegesis, y desapareció, llevándose con ella el eterno resplandor de un encuentro inminente.


III.


     🔴🟠🟡🟢🌝🟣🟤⚫⚪
💐⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜
🦚⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜
🥀⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜
🌺⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜⬜
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Información sobre este texto.

El sedentarismo Cultural, la Agricultura y la Escritura, el advenimiento del Cristianismo, la invención de la Imprenta, el descubrimiento del Inconsciente, la mecanización de la Manufactura y la artificialización del Raciocinio, revoluciones antropológicas o advenimiento de una abstracción evolutiva? 


Qué destino para el Bienestar y el Amor en la vida de un Ser Humano marcado históricamente por la iconificación de sus paradigmas existenciales?


El mayor paradigma después de la aparición de la Vida, el Amor, antídoto contra la idealización utilitaria, dialoga con nuestra inteligencia en un mundo de estructuras arbitrarias.

Soledad de su fehaciente belleza

Agujas contrarias de su equilibrado predecir

Relojes nouvelle vague ante sus pies exquisitos

Harem de Machos a su divino andar


De oro sus ojos sobrios y del sentir

Tibia luz de las justificaciones del juicio

Liberan tus parpadeos misterios de sal

En una partitura encerrada, Reina de Sol


Multicolor es tu cabello bajo lunas de marfil

Tu rojo sonreír de alada sinfonía del amar

Tierna es tu cadera y tierno es tu andar

Hermosa ninfa de abril


Duermes y la paz de tu presencia

Con albores de incienso fecunda la ciencia

De los poetas altivos, de los albores ascetas

De tu imperecedero brío


Luz de cometas y de albores

De fuente y luz

Tu desear furtivo

De sombras y ciclos de Vida

Tuyo y mío


Amar aunque el yugo de la Ley

Leyenda desnuda y elevada

De tu parecer

Nos hable de intención lograda


Hembra de alguna flor de campo

Dorado dormir de tu cuerpo al sol

Mar en reposo, Mare Nostrum

Sutil albor


Sueñas con sombras, reinas con alas

En tu divina grupa el candor


De mis labios en flor












© (+ AI gen/reset) [Nicolás MARTINI + Airo]

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